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Después de 33 días de regata, Fabrice Amedeo se retira
Tras un mes de regata y después de recuperar parte de su retraso respecto a los otros barcos, Fabrice Amedeo abandona la Vendée Globe 2020 al sufrir una avería en su ordenador de a bordo.
cuarta semana / #4SEMAINEDUVG
UNA SUCESIÓN DE DIFICULTADES
Recuerda que nuestro navegante había salido de Les Sables d’Olonne el domingo 8 de noviembre y se vio obligado a dar media vuelta tras dos días de regata debido a un problema con el hook, una pieza de fijación de la vela delantera. Su equipo de tierra había logrado resolver este problema en un tiempo récord con ayuda de los equipos rivales, permitiéndole zarpar entre vítores de la población de Les Sables.
Pasadas algunas millas, el skipper se enfrentó a un fuerte episodio meteorológico que puso a prueba su barco y le privó de uno de sus dos ordenadores de a bordo.
Cuando Fabrice Amedeo pensaba que se acercaban mejores tiempos y luchaba por acortar la distancia con sus rivales, las puertas meteorológicas que había previsto y que iban a marcar la diferencia se cerraron ante él, una tras otra, ampliando la distancia con los regatistas en cabeza.
El panorama se oscurece de nuevo el 10 de diciembre, tras 33 días de regata. Nuestro skipper, ocupando la 21ª posición en los «cuarenta rugientes», anuncia que su segundo ordenador de a bordo ya no funciona, lo que le priva de información meteorológica con mar gruesa.
UNA SITUACIÓN PELIGROSA Y UNA DECISIÓN DIFÍCIL DE TOMAR
El primer ordenador de a bordo llevaba fuera de servicio desde el frente de Cabo Finisterre. Fabrice Amedeo había intentado en vano repararlo y sabía que continuaba su viaje con una espada de Damocles. Por ello, nuestro navegante trató de llevar a cabo las reparaciones necesarias con el equipo técnico a distancia, resguardándose de las rachas de 40 nudos que se preveían en la zona.
A pesar de llevar la competición en las venas y de su pasión por la vela, Fabrice Amedeo tuvo que abandonar y poner rumbo a Sudáfrica. «Es una decisión difícil de tomar», reveló al abandonar por primera vez una regata de envergadura.
- martes 15 diciembre 2020

«[…] Nuestros barcos con foils son diabólicos con vientos fuertes. Quiero poder navegar según un principio que siempre he seguido: siendo buen marinero y sintiendo que controlo mi seguridad y la de mi barco. Por ello, decidí dejar la Vendée Globe en Ciudad del Cabo. La decisión ha sido difícil de tomar, pero la he asumido. Estoy muy triste pero sé que me recuperaré. Me acuerdo mucho de mis socios, a los que estoy agradecido y a los que soñaba con ofrecer una llegada a Les Sables d’Olonne, como una lucecita al final del túnel de este año 2020 que ha sido complicado para todos. También quiero dar las gracias a mi equipo de tierra, que ha hecho un trabajo impresionante. La Vendée Globe cuenta historias de la vida, y el fracaso es una de ellas. Voy a digerirlo para así crecer y volver más fuerte y mejor preparado.»
Tras llegar a Ciudad del Cabo el domingo por la mañana, su compañero de carbono está amarrado al pie de la montaña de la Mesa. Este amarre en el muelle simboliza el fin de la Vendée Globe, una realidad difícil de asimilar. Nuestro skipper se confiesa y explica que, mientras estaba en el mar, se hallaba en una burbuja protectora en ese mundo paralelo que es el mar abierto. Ya en tierra firme, se centra en la lista de cosas que tiene que hacer para que el IMOCA vuelva a estar en condiciones de competir.
«El océano no me ha tratado bien ni ha querido saber nada de mí este año. Pero mi amor y mi fe siguen intactos. Volveremos en 2024».
Todos los empleados del Grupo Onet alaban el valor y la determinación de Fabrice Amedeo durante esta Vendée Globe. El navegante fue capaz de evaluar los riesgos y escucharse a sí mismo dejando a un lado su espíritu de lucha. Le enviamos nuestros mejores deseos y un buen viaje a casa.